A mediados del siglo XX había una horrible dictadura en Filipinas y, mientras el presidente y su esposa abundaban en la riqueza, el pueblo estaba oprimido y sufría una pobreza atroz. El pueblo comenzó a hacer jornadas de oración, Misas, rosarios y protestas pacíficas en la calle e, inesperadamente, lograron un cambio de gobierno y el fin de las penurias.
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