13 de mayo, Nuestra Señora de Fátima. Horación, historia y novena.
Oración:
Oh Virgen Santísima, Vos os aparecisteis repetidas veces a los niños; yo también quisiera veros, oír vuestra voz y deciros:
Madre mía, llevadme al Cielo.
Confiando en vuestro amor, os pido me alcancéis de vuestro Hijo Jesús
una fe viva, inteligencia para conocerle y amarle,
paciencia y gracia para servirle a Él a mis hermanos,
y un día poder unirnos con Vos allí en el Cielo.
Madre mía también os pido por mis padres, para que vivan unidos en el amor; por mis hermanos, familiares y amigos, para que viviendo unidos en familia un día podamos gozar con Vos en la vida eterna.
Os pido de un modo especial por la conversión de los pecadores y la paz del mundo; por los niños, para que nunca les falten los auxilios divinos y lo necesario para sus cuerpos, y un día conseguir la vida eterna.
Oh Madre mía, sé que escucharás, y me conseguirás estas y cuantas gracias te pida, pues las pido por el amor que tienes de tu Hijo Jesús. Amén.
¡Madre mía, aquí tienes a tu hijo, sé tu mi Madre!
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Historia:
En 1916, cuando la guerra se había extendido sobre Europa y Portugal, en una de las colinas que rodean Fátima, tres pequeños campesinos portugueses: Lucía de 9 años, Francisco de 8 y Jacinta de 6, se encontraron con una resplandeciente figura que les dijo: "Soy el Angel de la Paz". Durante aquel año vieron dos veces la misma aparición. Los exhortó a ofrecer constantes "plegarias y sacrificios" y a aceptar con sumisión los sufrimientos que el Señor les envíe como un acto de reparación por los pecados con los que El es ofendido.
El 13 de mayo de 1917, se les apareció una "Señora toda de blanco, más brillante que el sol", a quien Lucía preguntó de dónde venía; ella respondió: "Vengo del cielo". Les pidió que regresaran al mismo lugar durante seis meses seguidos, los días trece.
El hambre, la sed, las burlas de los que no creían en las apariciones (incluyendo a la familia de Lucía), los ofrecían como la Señora lo había pedido, por la conversión de los pecadores.
El 13 de junio de ese año, mientras se celebraba a San Antonio, patrono de Fátima, Nuestra Señora se apareció nuevamente a los tres niños. Alrededor de 50 personas se encontraban con ellos en Cova. La Señora dijo que Jacinta y Francisco irían pronto al cielo, que Lucía permanecería para ayudar a establecer el culto al "Sagrado Corazón de María" El 13 de julio de 1917, se trató de impedir que Lucía asistiera a este encuentro que fue uno de los más extensos y en el cual los niños tuvieron una visión del infierno que les despertó un anhelo de oración y penitencia incontenibles. Además les fue prometido que en octubre se realizaría un milagro para demostrar la verdad de las apariciones. En agosto de ese mismo año, el anticlerical administrador de Ourem, con engaños alejó a los tres pastores de Fátima y logró impedir que asistieran a la cita del día trece.
El 13 de octubre de 1917 alrededor de 70,000 personas habían llegado al lugar para presenciar el milagro de Fátima. Ese día, el sol se podía mirar sin cerrar los ojos y como un prisma gigantesco, cubría el cielo con franjas de colores. Luego giró 3 veces y se precipitó en "zig zag" hacia la multitud. La gente quedó conmovida y convencida de la veracidad de las apariciones. Antes de que pasaran tres años, Jacinta y Francisco habían muerto ya. Lucía fue religiosa con las hermanas de Santa Dorotea desde 1925.
Novena:
PRIMER DÍA
Ofrecimiento para todos los días
¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que
no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro
profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y
divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos
del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los
méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.
Oración preparatoria
Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que
te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón
trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra
misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo
Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra
veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir
fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si
ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras
almas. Así sea.
Oración de este día
¡Oh santísima Virgen María, Madre de los pobres pecadores!, que
apareciendo en Fátima, dejaste transparentar en vuestro rostro celestial
una leve sombra de tristeza para indicar el dolor que os causan los
pecados de los hombres y que con maternal compasión exhortaste a no
afligir más a vuestro Hijo con la culpa y a reparar los pecados con la
mortificación y la penitencia. Dadnos la gracia de un sincero dolor de los
pecados cometidos y la resolución generosa de reparar con obras de
penitencia y mortificación todas las ofensas que se infieren a vuestro
Divino Hijo y a vuestro Corazón Inmaculado.
Oración final
¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció
el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que,
meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen
María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que
prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
SEGUNDO DÍA
Ofrecimiento para todos los días
¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro
profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y
divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos
del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los
méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.
Oración preparatoria
Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que
te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón
trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra
misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo
Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra
veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir
fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si
ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras
almas. Así sea.
Oración de este día
¡Oh santísima Virgen María, Madre de la divina gracia, que vestida de
nívea blancura te apareciste a unos pastorcitos sencillos e inocentes,
enseñándonos así cuánto debemos amar y procurar la inocencia del alma, y
que pediste por medio de ellos la enmienda de las costumbres y la santidad
de una vida cristiana perfecta. Concédenos misericordiosamente la gracia
de saber apreciar la dignidad de nuestra condición de cristianos y de
llevar una vida en todo conforme a las promesas bautismales.
Oración final
¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció
el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que,
meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen
María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que
prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
TERCER DÍA
Ofrecimiento para todos los días
¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que
no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro
profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y
divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos
del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los
méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.
Oración preparatoria
Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que
te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón
trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra
misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo
Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra
veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir
fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si
ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras
almas. Así sea.
Oración de este día
¡Oh santísima Virgen María, vaso insigne de devoción!, que te apareciste
en Fátima teniendo pendiente de vuestras manos el santo Rosario, y que
insistentemente repetías: «Orad, orad mucho», para alejar por medio de la
oración los males que nos amenazan. Concédenos el don y el espíritu de
oración, la gracia de ser fieles en el cumplimiento del gran precepto de
orar, haciéndolo todos los días, para así poder observar bien los santos
mandamientos, vencer las tentaciones y llegar al conocimiento y amor de
Jesucristo en esta vida y a la unión feliz con Él en la otra.
Oración final
¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció
el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que,
meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen
María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que
prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que
no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro
profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y
divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos
del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los
méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.
Oración preparatoria
Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que
te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón
trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra
misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo
Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra
veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir
fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si
ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras
almas. Así sea.
Oración de este día
¡Oh santísima Virgen María, Reina de la Iglesia!, que exhortaste a los
pastorcitos de Fátima a rogar por el Papa, e infundiste en sus almas
sencillas una gran veneración y amor hacia él, como Vicario de vuestro
Hijo y su representante en la tierra. Infunde también a nosotros el
espíritu de veneración y docilidad hacia la autoridad del Romano
Pontífice, de adhesión inquebrantable a sus enseñanzas, y en él y con él
un gran amor y respeto a todos los ministros de la santa Iglesia, por
medio de los cuales participamos la vida de la gracia en los sacramentos.
Oración final
¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció
el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que,
meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen
María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que
prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que
no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro
profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y
divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos
del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los
méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.
Oración preparatoria
Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que
te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón
trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra
misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo
Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra
veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir
fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si
ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras
almas. Así sea.
Oración de este día
¡Oh santísima Virgen María, salud de los enfermos y consoladora de los
afligidos!, que movida por el ruego de los pastorcitos, obraste ya
curaciones en vuestras apariciones en Fátima, y habéis convertido este
lugar, santificado por vuestra presencia, en oficina de vuestras
misericordias maternales en favor de todos los afligidos. A vuestro
Corazón maternal acudimos llenos de filial confianza, mostrando las
enfermedades de nuestras almas y las aflicciones y dolencias todas de
nuestra vida. Echad sobre ellas una mirada de compasión y remediadlas con
la ternura de vuestras manos, para que así podamos serviros y amaros con
todo nuestro corazón y con todo nuestro ser.
Oración final
¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció
el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que,
meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen
María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que
prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
SEXTO
DÍA
Ofrecimiento para todos los días
¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que
no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro
profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y
divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos
del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los
méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.
Oración preparatoria
Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que
te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón
trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra
misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo
Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra
veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir
fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si
ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras
almas. Así sea.
Oración de este día
¡Oh santísima Virgen María, refugio de los pecadores!, que enseñaste a los
pastorcitos de Fátima a rogar incesantemente al Señor para que esos
desgraciados no caigan en las penas eternas del infierno, y que
manifestaste a uno de los tres que los pecados de la carne son los que más
almas arrastran a aquellas terribles llamas. Infundid en nuestras almas un
gran horror al pecado y el temor santo de la justicia divina, y al mismo
tiempo despertad en ellas la compasión por la suerte de los pobres
pecadores y un santo celo para trabajar con nuestras oraciones, ejemplos y
palabras por su conversión.
Oración final
¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció
el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que,
meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen
María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que
prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
SÉPTIMO
DÍA
Ofrecimiento para todos los días
¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que
no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro
profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y
divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos
del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los
méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.
Oración preparatoria
Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que
te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón
trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra
misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo
Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra
veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir
fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si
ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras
almas. Así sea.
Oración de este día
¡Oh santísima Virgen María, Reina del purgatorio!, que enseñaste a los
pastorcitos de Fátima a rogar a Dios por las almas del purgatorio,
especialmente por las más abandonadas. Encomendamos a la inagotable
ternura de vuestro maternal Corazón todas las almas que padecen en aquel
lugar de purificación, en particular las de todos nuestros allegados y
familiares y las más abandonadas y necesitadas; alíviales sus penas y
llévalas pronto a la región de la luz y de la paz, para cantar allí
perpetuamente vuestras misericordias.
Oración final
¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció
el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que,
meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen
María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que
prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
OCTAVO
DÍA
Ofrecimiento para todos los días
¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que
no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro
profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y
divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos
del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los
méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.
Oración preparatoria
Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que
te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón
trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra
misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo
Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra
veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir
fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si
ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras
almas. Así sea.
Oración de este día
¡Oh santísima Virgen María!, que en vuestra última aparición te diste a
conocer como la Reina del Santísimo Rosario, y en todas ellas recomendaste
el rezo de esta devoción como el remedio más seguro y eficaz para todos
los males y calamidades que nos afligen, tanto del alma como del cuerpo,
así públicas como privadas. Infundid en nuestras almas una profunda estima
de los misterios de nuestra Redención que se conmemoran en el rezo del
Rosario, para así vivir siempre de sus frutos. Concédenos la gracia de ser
siempre fieles a la práctica de rezarlo diariamente para honraros a Vos,
acompañando vuestros gozos, dolores y glorias, y así merecer vuestra
maternal protección y asistencia en todos los momentos de la vida, pero
especialmente en la hora de la muerte.
Oración final
¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció
el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que,
meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen
María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que
prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
NOVENO
DÍA
Ofrecimiento para todos los días
¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que
no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
¡Oh santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo os adoro
profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y
divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos
del mundo, en reparación de los ultrajes con que El es ofendido; y por los
méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.
Oración preparatoria
Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que
te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón
trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra
misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo
Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra
veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir
fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si
ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras
almas. Así sea.
Oración de este día
¡Oh santísima Virgen María, Madre nuestra dulcísima!, que escogiste a los
pastorcitos de Fátima para mostrar al mundo las ternuras de vuestro
Corazón misericordioso, y les propusiste la devoción al mismo como el
medio con el cual Dios quiere dar la paz al mundo, como el camino para
llevar las almas a Dios, y como una prenda suprema de salvación. Haced,
¡oh Corazón de la más tierna de las madres!, que sepamos comprender
vuestro mensaje de amor y de misericordia, que lo abracemos con filial
adhesión y que lo practiquemos siempre con fervor; y así sea vuestro
Corazón nuestro refugio, nuestro consuelo y el camino que nos conduzca al
amor y a la unión con vuestro Hijo Jesús.
Oración final
¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció
el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que,
meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen
María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que
prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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