Os presentamos un programa más de los videos que Mater Mundi TV dedica a la divulgación y a la formación. En este nuevo capítulo de 'Conociendo las Escrituras' presentado por Beatriz Ozores se explicará el regreso de Moisés a Egipto y cómo el proyecto divino de salvación sólo puede llevarse a cabo contando con la fe de los hombre.
“20Tomó, pues, Moisés a su mujer y a sus hijos, los acomodó en su asno y regresó al país de Egipto. Moisés llevaba en su mano el bastón de Dios.” (Éxodo 4,20) “Moisés transmitió a Aarón todas las palabras con las que el Señor le comunicaba su misión, y todas las señales que le había mandado hacer.” (Éxodo 4,28) El proyecto divino de salvación sólo puede llevarse a cabo contando con la fe de los hombres, si bien este primer acto de fe del pueblo va a sufrir altibajos muy notables. Así pues, dos ancianos —Moisés tenía ochenta años y su hermano Aarón ochenta y tres— volvieron a Egipto para enfrentarse al rey más poderoso de la tierra. 10. Moisés ante el Faraón “22Entonces tú dirás al Faraón: «Así dice el Señor: Israel es mi hijo, mi primogénito. 23Yo te ordeno: Deja salir a mi hijo para que me dé culto; pero si te opones a dejarlo salir, yo mismo daré muerte a tu hijo primogénito».” (Éxodo 4,22-23) La petición era simple y razonable: permitir que el pueblo de Israel caminara tres días por el desierto para ofrecer un sacrificio al Señor. Moisés no iba a pedir su libertad, ni siquiera iba a pedirle al faraón que les tratara con menos dureza. Necesitaban simplemente unos días para celebrar una fiesta religiosa. Sin embargo, con esta petición iba también una terrible amenaza. Los planes divinos de salvación contrastan con los proyectos grandiosos del faraón, que sólo busca inmortalizar su nombre. “2Respondió el Faraón: ¿Quién es el Señor para que tenga que escuchar su voz y dejar salir a Israel? No conozco al Señor, y no pienso dejar salir a Israel.” (Éxodo 5,2) El faraón todavía no va directamente contra el Señor, a quien no conoce, ni aduce motivos antirreligiosos. El obstáculo y las excusas que pone son de tipo social y económico; no puede interrumpir los trabajos emprendidos. Pero las consecuencias son muy graves, pues los hijos de Israel deberán soportar mayor dureza en la esclavitud y verán alejarse las posibilidades de liberación. 11. Intercesión de Moisés “Los responsables de los hijos de Israel dijeron a Moisés y Aarón: Que el Señor os examine y os juzgue, pues nos habéis hecho odiosos ante el Faraón y ante sus siervos, y habéis puesto en su mano una espada para matarnos. Se volvió entonces Moisés hacia el Señor y le dijo: Señor, ¿por qué maltratas a este pueblo? ¿Por qué me has enviado? Desde que me presenté al Faraón para hablarle en tu nombre, está maltratando a este pueblo y tú no te decides a librar a tu pueblo.” (Éxodo 5,19-23) Moisés es el intermediario entre Dios y el pueblo. La obstinación del pueblo es una de las mayores pruebas de la fe de Moisés. La oración de Moisés es sincera y sin retórica; no refleja rebeldía, pero sí inquietud porque no llega a conocer los caminos de Dios. Pero es confiada, porque sabe que sólo Dios puede aportar una solución definitiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario