Os presentamos un programa más de 'Conociendo las Escrituras' presentado por Beatriz Ozores. En este capítulo explicamos cómo Israel era una nación distinta de las demás, gobernada no por leyes humanas sino por el mismo Dios, a través de sus profetas. Sin embargo, las tentaciones mundanas resultaron ser demasiado fuertes para Israel. Seducida por la religión de los cananeos, acabó cayendo en la idolatría y en la anarquía. Finalmente, renunció a la idea de ser una nación distinta de las demás, para tener un gobierno como el de las otras naciones. Esto supuso un rechazo directo a Dios. Sin embargo, Dios se sirvió de este rechazo para establecer una nueva alianza con su pueblo, una alianza que en parte restauraría la relación con Dios rota por el pecado de Adán. Además, prepararía el terreno a la Nueva Alianza en Jesucristo, por la que toda la humanidad volvería a gozar de una recta relación con Dios.
Moisés murió a la edad de 120 años, dejando su fiel siervo Josué al mando del pueblo de Israel. Por fin había llegado el momento de comenzar la conquista de Canaán. Pese a la infidelidad de Israel, Dios luchó una vez más por su pueblo. Fue una lucha larga y sangrienta. A pesar de que el pueblo de Israel logró conquistar Canaán, nunca consiguió librarse por completo de sus enemigos cananeos. Estos pueblos fueron como una espina clavada para Israel, pues tentaban constantemente al pueblo de Dios para que se alejase de la fe verdadera y adorase a los falsos ídolos de Canaán. El libro de Josué describe el principio de la conquista de Canaán. El primer objetivo fue la ciudad de Jericó. Algunos arqueólogos afirman que Jericó es la ciudad más antigua del mundo. Los yacimientos que se han encontrado allí se remontan hasta la Edad de Piedra. En tiempos de Josué, Jericó tenía ya miles de años. Jericó era también un lugar estratégico de acceso a Palestina, una ciudad fuerte e importante situada en el centro de la tierra prometida. Si Israel lograba conquistarla, la victoria constituiría un golpe aplastante para los cananeos. Cuando Dios dijo a Josué que había llegado el momento de cruzar el río Jordán y entrar en la tierra de Canaán , lo primero que hizo Josué fue enviar dos espías a la ciudad. Estos se alojaron en casa de una mujer llamada Rajab, descrita como una “prostituta”. Rajab creía en el Dios de Israel y sabía que Israel conquistaría Canaán. Cuando el rey de Jericó se enteró de la llegada de los espías, Rajab les escondió y llegó a un acuerdo con ellos: se podían quedar en su casa, siempre y cuando se les respetara la vida a ella y a su familia cuando Israel destruyera Jericó. Un cordón de hilo púrpura atado a su ventana sería la señal para los israelitas de que la casa de Rajab debía permanecer intacta .Después de huir por una ventana, los espías llegaron al campamento y contaron a Josué lo que habían descubierto: todos los habitantes de aquel lugar estaban ya atemorizaos de Israel. “Verdaderamente el Señor ha puesto en nuestras manos toda esta tierra” . Era el momento adecuado. “Purificaos”, dijo Josué al pueblo, “que el Señor va a hacer mañana cosas prodigiosas en medio de vosotros”. Josué ordenó a los levitas que levantaran el Arca de la Alianza y se dirigieran al rió Jordán. Tan pronto sus pies tocaron el agua, el río se secó. Una vez más, el pueblo cruzó a pie las aguas. Para los cristianos el paso del Jordán es una figura del bautismo, en el que nosotros, como nuevo Israel, pasamos por el agua a la Tierra Prometida. Al renovar la alianza con Dios, Josué hizo que se circuncidaran todos los hombres de Israel pues la generación que había crecido en el desierto no se había circuncidado todavía. Después comenzó la conquista de Jericó. Los israelitas no atacaron la ciudad de un modo convencional. El libro de Josué relata cómo, siguiendo las instrucciones de Dios, marcharon alrededor de la ciudad una vez al día, mientras los sacerdotes hacían sonar las trompetas. Durante seis días repitieron la operación.El séptimo día, dieron siete vueltas a la ciudad en vez de una. Al dar la séptima vuelta, el pueblo dio un gran alarido y la muralla se desplomó sobre sí misma. Entonces el pueblo se lanzó al asalto de la ciudad, cada uno hacia lo que tenía delante, y la tomaron . Tal y como habían prometido, salvaron a Rajab y a su familia. Rajab representa una figura muy importante en la historia cristiana, pues contrajo matrimonio con un israelita y San Mateo la incluye entre los antepasados de David y, por tanto, entre los antepasados de Jesucristo. Fuente: Comprender las Escrituras: curso completo para el estudio de la Biblia de Scott Hahn ¡No te pierdas el programa completo!
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