No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús. (Filipenses 4,6-7).
Seguimos los pasos de Cristo en los días de su Pasión: Desde la gruta de la traición al jardín sagrado, pasando por la roca donde Jesús se entrega a sí mismo al Padre.
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