Vamos a tardar mucho tiempo en olvidar la pandemia. Ojalá tampoco olvidemos algunas de las cosas que nos ha enseñado. Por un lado, “la entrega, la generosidad del personal sanitario, voluntarios, trabajadores y trabajadoras de la salud, sacerdotes, religiosos, religiosas”. Y por otro, la importancia de los sistemas sanitarios públicos.
Así nos lo recuerda Francisco: “Los países más pobres, los países más vulnerables, no pueden acceder a los tratamientos necesarios para atender tantas y tantas enfermedades que siguen sufriendo”.