Francisco nos invita a no “tenerle miedo a la diversidad”, al contrario, nos dice, “hay que alegrarse de vivir esta diversidad.” La diversidad de carismas, de tradiciones teológicas y rituales, es algo positivo. La diversidad entre los cristianos nunca debe ser causa de división. Dios ama la diversidad, es signo de la presencia del Espíritu Santo. Pues, dice el Papa, “si nos guiamos por el Espíritu Santo, la riqueza, la variedad, la diversidad nunca provocan un conflicto”.