Con sus 588 metros sobre el nivel del mar, se erige, solitario, en la
llanura de Esdrelón, en plena Galilea, a pocos kilómetros de Nazaret.
Vista desde abajo, la Santa Montaña aparece majestuosa, así como se
presentaba a ojos de David, donde en su salmo la comparaba con la
elevada cumbre del Hermón, llamando a uno y otra a dar testimonio de la
gloria de Dios: El Tabor y el Hermón cantan alegres el nombre del Señor
(Salm 88,13).
Por su forma, por sus pintorescas características, por su vegetación y
por el esplendor de su panorama es una montaña única en Tierra Santa.
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